'Arito' - Un Líder Comunitario - San Juan, Puerto Rico
Luego de 24 años de búsqueda y un intenso interrogatorio a los maestros de la Escuela John Hinckley Thomas de San Juan, al fin aparece el cuerpo del joven genio del idioma español Ariel Quintana Alvarez. 'Arito' como lo conocieron sus amigos, fue un joven quien desde muy niño poseía un vasto dominio del idioma español. A la edad de 3 años, compitió a nivel regional en el famoso concurso 'Deletrea en Español' ganando en la región norte y luego revalidó a nivel estatal. Su gesta fue más lejos ya que llegó hasta España donde también ganó el concurso mundial. Su nombre aparece en los libros de records 'Guiness' como la persona más joven en ganar el concurso mundial.
También a sus 3 años comenzó a tomar clases de música (piano) con un amigo de su padre, quien descubrió este talento musical del niño. A los 4, ofrece su primer concierto, tocando música clásica a sus vecinos y amigos del barrio donde vivía.
Además de su dominio en el español, 'Arito' era un líder comunitario. A sus 5 años estableció el Primer Programa de Reciclaje en la isla y en su comunidad. Hoy dia, 24 años después, su programa sigue funcionando como si fuera el primer día.
Comenzó a jugar beisbol de pequeñas ligas a la edad de 6, y ya descollaba como uno de los mejores lanzadores de su equipo. Aunque su equipo no llegó al campeonato, ‘Arito’ le pidió a sus amigos que nunca dejaran de jugar, que esta era la mejor vida que se pueden dar.
A sus 8 años logró recaudar $15,000 para operar de los riñones a un vecino de su comunidad. "Siempre fue un niño sensible ante el dolor de los demás" comentaba su madre al momento de su desaparición. "Un líder comunitario, de los grandes" decía un vecino de nombre Alvaro, que alega lo conoció desde niño.
Luego de tomar clases durante todo el dia de su desaparición, Arito no regresó, a la escuela. Apenas había cumplido 12 años cuando no se supo más de este joven sanjuanero.Confiesa el maestro Tras 24 años de búsqueda, anoche, el maestro Luis Romano Pagán, decidió confesar sus actos. 'Nunca pensé que me fuera a suceder algo así, pero mi conciencia no me dejaba dormir" confesó el educador.
Según consta en la confesión: "Cuando tenía 8 ocho llegó a mi salón de tercer grado, este joven largilucho, con el pelo rojizo y ojos grandes, bien vivos. Comenzó a hablar con todos sus compañeros y los alborotaba. Parecía como si todos lo conocieran desde hace muchos años, pero acaba de llegar de otra escuela, porque sus padres se habían mudado para San Juan por motivos de trabajo. Entonces lo regañé por primera vez; el me contestó que le dejara conocer a sus nuevos compañeros; a lo que me negué y le dije que tendría tiempo suficiente para conocerlos.
Cuando comenzé la clase de español, como a los 3 minutos, me dijo que ya el sabía tomar dictados, hacer oraciones y dibujos relacionados a lo que se hablaba en las clases. Me dijo también que su maestra, la Sra. Cardona, en Lares, era mejor que yo, porque ella no le tenía que decir nada de lo que tenía que hacer. Que nunca lo obligó a hacer algo que no quisiera. Yo le respondí que en este salón el que mandaba era yo, y que aquí se hacía lo que yo dijera, le gustara o no le gustara. Que si no estaba dispuesto a trabajar como los demás, le iba a ir muy mal. Me pareció que al momento ya yo había tenido control de la situación. Pero no fue así, porque al minuto levantó su mano y me pidió que le dejara hablar, a lo que accedí al momento.
Comenzó a hablar nuevamente con sus compañeros y le volví a llamar la atención. El niño me confrontó con sus compañeros porque yo le había dicho que sí podía hablar. Sus compañeros comenzaron a reir como locos. Definitivamente, era la primera vez que un chico me tomaba al pelo, me hizo lucir mal frente al grupo. Me acerqué al chico y le indiqué, de muy mala manera, que se fuera a la esquina de atrás de salón, de espaldas al grupo y que no volviera hablar. Volvió a recalcar que era imposible, que estaba hecho para hablar. Le tapé la boca con 'tape' y al fin tuve control de la situación y pude terminar la clase.
Al final de la clase me acerqué a él y le comenté si estaba dispuesto a escucharme, él asintió con su cabeza. Le quité el ‘tape’ y comenzamos a hablar. Jamás me pasó por la mente que un niño de 8 años tuviera un vocabulario tan extenso.
Me dejó sorprendido, aunque no se lo demostré. Yo era el maestro y tenía que tener el control de la situación. Hablamos de su escuela anterior, de su maestra, de su casa y de su familia.. Me pareció un niño normal, algo travieso, y muy listo.
Fueron varias las situaciones que se sucedieron durante el año escolar. El niño, muy listo, siempre salía bien en sus clases, en sus proyectos, aunque atendía muy poco en las mismas. En ocasiones llegué a pensar que al fin lo había controlado, pero en ocasiones me sacaba de concentración con sus preguntas intensas y profundas. Muchas veces tuve que ponerme a leer sobre la pregunta del día, y notaba que en ocasiones erraba en mis respuestas. "¿Lo sabría él? Era mi constante pregunta.
En otras ocasiones lo enviaba a la biblioteca a que buscara sus propias respuestas y se las trajera a sus compañeros de clase. Siempre regresaba a los 20 minutos, muy exacto, en el tiempo y obviamente en sus respuestas. Al comunicarme con la bibliotecaria, me dijo que nunca lo había visto entrar a la biblioteca. Entonces, la intriga me invadió. ¿A dónde habría ido durante esos 20 veinte minutos? Nunca pude dar con la respuesta, por más que lo traté. Daba la impresión que él me vigilaba y nunca le pude perseguir.
Al fin, terminé el año escolar. ¡He pasado el peor año de mi vida escolar! me dije. En 20 años de servicio, nunca me había topado con un caso así. Espero que este caso sea uno en 10 billones.
Para mi sorpresa, el próximo año escolar fui promovido a cuarto grado, ya que el maestro anterior, decidió acogerse al merecido retiro. Bueno, a mí me faltan 10 años más. Espero que pasen pronto.
¡Que horror! Grité despavorido. ¡No podía ser ¡No lo podía creer! Me asignaron al chico nuevamente, con la justificación de que ya yo conocía del caso y lo había controlado. ¡Muy lejos de la realidad!
Comienzo cuarto grado. ¡Yo estaba a la expectiva a lo que pudiera pasar! Una semana tranquila, pensé. Me volví a equivocar. El chico me recriminó que yo estaba enseñando lo mismo del año anterior, que él ya lo sabía. Le constesté que estamos trabajando sobre la base del año anterior para verificar que todos sepan y recuerden el material anterior. Me dijo que eso era una pérdida de tiempo y esfuerzo. Me me pagaban para enseñar y no para repetir. Me molesté grandemente y lo expulsé del salón. 'Arito' como le conocían, en el fondo tenía la razón, pero el plan de trabajo, el currículo, me decía lo que tenía que hacer al pie de la letra por día, por semana, por mes.
Tenía los objetivos claramente definidos y la forma de lograrlos. Así que bajo ningún concepto podía salirme del programa establecido. Era mi primera vez en cuarto grado y aunque tenía 20 años de experiencia me sentía como novato ante este nuevo reto escolar.
Cuando Ariel decidió regresar estábamos conjugando algunos verbos sencillos. Nuevamente volvió a decirme que el también ya sabía a conjugar verbos. Le di una prueba diagnóstica verbal, frente al grupo. Para su edad de 9, sabía que esta no la podía hacer. Le dije: Ariel conjúgame el verbo 'caber'.
Pensó un momento y le dije que me contestara al instante. El comenzó: yo quepo, pero tu no cabes. El cabe (señalando a un compañero), pero Luis no cupo. Si nosotros cupiéramos, lo demás no cabrían. Si vamos en su 'Volky' tal vez no cabemos, a menos que los que quepan, se fueran primero. Pero como le dije al principio que usted no cabe, entonces se puedes ir del salón. Sus compañeros comenzaron a burlarse de mí nuevamente. Lo tomé fuertemente por su brazo y lo llevé a la directora. Definitivamente, me había faltado el respeto ante sus compañeros de clase. El alegó que yo lo había retado y que él simplemente contestó el reto. La directora me dió la razón y lo suspendió por una semana. Sus padres nunca se enteraron de la suspensión. Ariel siempre salía de su casa para la escuela, y de la escuela para su casa. Además siempre llevó notas excelentes a su hogar, no había razón para dudar de su habilidad cognitiva.
Sus constantes retos me obligaban a sacarle del salón prácticamente a diario. Ya para él era como una rutina. Confieso que para mí también. Ya no me sentía tranquilo si no lograba sacarlo del salón de clases. En ocasiones saqué al grupo completo, porque no encontraba una excusa para sacarlo a él. Me parece que el chico me enfermó. Me saco de mis casillas y volver a ellas se me estaba haciendo cada día mas dificil. Al verlo, me parecía verle una burla en su cara. Definitivamente, yo estaba enfermo de él.
¡Logré terminar el cuarto grado! Ya Ariel pasaría para quinto grado y ahora sí que esperaba no repetir la situación. ¿Dos rayos en el mismo lugar? ¡Imposible! Seguí trabajando como pude. Me volví amargado pasé mis últimos 8 años de vida escolar y mas bien parecían como 30 más. No sé como lo hice, pero logré retirarme de la vida escolar. ¡Hoy me siento realizado!, pensé. En realidad, aturdido, enajenado, amargado, y sin ganas de seguir trabajando.
Este chico me dejó maltrecho, fracasado….
Hoy, encuentran a este joven en las calles de San Juan. Le decían el 'Genio del Español' porque siempre se la pasaba escribiendo. Siempre que alguien se le acercaba para ver que escribía, él se alejaba, dejaba de escribir, corría y desaparecía. Nunca nadie logró leer, ni siquiera parte de sus escritos. Este famoso 'Genio del Español' era una joven deambulante como muchos en San Juan. Usuario de droga, con SIDA y otras plagas sociales que usualmente suelen tener estos personajes nocturnos. Ariel, no salía de día. Siempre dijo que el dia era para la escuela y la noche para pensar, para escribir, para hacer lo que el día no le permitía. Nadie nunca lo entendió.
Ariel Quintana Alvarez, ese joven el que fue a mis clases, era el 'Genio del Español'. El que yo siempre castigué. Al siempre busqué sacar del salón. Al que quise matar, en ocasiones y nunca me atreví.
Yo lo envié a la calle. Lo expuse a un ambiente hostil. Lo puse a siempre a la ofensiva. Nunca lo escuché. Nunca le pregunté que quería. Nunca le pregunte que sabía. Simplemente, terminé por ignorarlo. Hoy reconozco a este joven como la persona que me retó y me ganó. En realidad me ganó siempre. Incluso hasta me ganó en la muerte. Se fue primero que yo. Como para martirizarme me dejó con este cargo de conciencia, con el cual viviré el resto de mi amarga vida“ Hoy, este joven, el 'Genio del Español', apareció en las calles de San Juan con un libro bajo su brazo con el titulo "SI TAN SOLO ME ENTENDIERAS” La historia de Ariel, pudo haber sido una cruel realidad. Es solo un cuento. Como dicen en las películas: "Cualquier semejanza con un hecho de la vida real es pura coincidencia" Los nombres, los hechos, los datos son ficticios.
Lo que si es realidad es que 'Ariel' fue un joven superdotado, con un cociente de inteligencia de 175. Sus habilidades verbales, su sensibilidad y su liderazgo lo colocaban con una gran ventaja antes sus compañeros de clase. Lamentablemente, 'Ariel' nunca tuvo la oportunidad de ser estimulado, ni educado de acuerdo a sus necesidades y sus capaciades. La mente de 'Ariel' se perdió en el tiempo, se perdió en el espacio. La mente de su maestro también se perdió en el tiempo, pero sigue en el espacio. Esto también es puede ser una realidad………..